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Ensayo invitado

Era la mujer más poderosa del mundo. Y no está dispuesta a pedir perdón

Credit...Pool Photo by Stefan Wermuth/AFP, via Getty Images

Amann es la editora en jefa adjunta del semanario Der Spiegel. Escribe desde Berlín.

En la página 273 de sus memorias, Angela Merkel admite que cometió un error.

Merkel, la excanciller alemana que dejó el cargo en 2021 tras 16 años en el poder, recuerda una equivocación de los primeros días de su carrera política, cuando era la líder de la oposición contra el canciller Gerhard Schröder. En un ensayo de opinión en 2003 para The Washington Post, lo atacó por criticar la inminente invasión estadounidense de Irak: “Schröder no habla en nombre de todos los alemanes”, decía el titular.

Curiosamente, el error que Merkel reconoce no es su apoyo a la guerra de Irak, aunque ahora piense que la invasión estuvo mal. El error no fue de juicio, sino de modales. “No estuvo bien”, escribe en su libro, “atacar frontalmente a mi propio jefe de gobierno en la esfera internacional”. Las diferencias domésticas no deben tratarse “en suelo extranjero”.

Este enfoque reservado es típico del libro de Merkel, Libertad, de 700 páginas, que salió a la venta el martes en todo el mundo. Los lectores encontrarán bastantes pasajes en los que admite errores menores o lamenta efectos secundarios triviales de grandes decisiones, que a su vez no se examinan. En lo que ahora parecen sus mayores fallos —como abrumar el sistema de bienestar con su política de refugiados o no frenar el ascenso de la extrema derecha— hay evasivas o equívocos.

Después de tres años de ausencia, Merkel vuelve a la escena mundial. Pero no está preparada para decir “lo siento”.

Merkel, considerada en su momento la mujer más poderosa del mundo, era una de las políticas más populares de Alemania. Pero su reputación ha sufrido algunos daños últimamente. Los alemanes ven cada vez más sus cuatro mandatos como una era de oportunidades perdidas y graves errores, ya que se enfrentan a una infraestructura en ruinas, con trenes y conexiones a internet lamentablemente lentos, una economía peligrosamente dependiente de China, un ejército infradotado y una sociedad dividida por los altos niveles de inmigración y el auge del populismo de derechas. La guerra de Ucrania ha dejado en muy mal lugar el relajado enfoque de Merkel hacia Rusia.


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