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Los aranceles de Trump se enfrentarán a una China diferente
China enfrenta un panorama económico complicado, pero su dependencia de los mercados estadounidenses se ha reducido y parece estar tomando medidas para el crecimiento interno.

Peter Goodman ha reportado la economía china desde hace más de dos décadas.
Hace ocho años, cuando Donald Trump acababa de ser elegido y prometió aplicar los poderes del Despacho Oval para iniciar una guerra comercial con China, el blanco de su ira era visto por muchos como una fuerza monstruosa. China era la fábrica indispensable para el mundo y un mercado de bienes y servicios en rápido desarrollo.
Ahora que Trump se prepara para su segundo periodo en la Casa Blanca, promete intensificar las hostilidades comerciales con China imponiendo aranceles adicionales del 60 por ciento o más a todas las importaciones chinas. Está presionando a un país que ha sido castigado por una poderosa combinación de fuerzas superpuestas: el desastroso final de un atracón de inversión inmobiliaria, pérdidas incalculables en el sistema bancario, una crisis de deuda de los gobiernos locales, un crecimiento económico que flaquea y precios crónicamente bajos, un presagio potencial de estancamiento a largo plazo.
El declive de las fortunas en el país ha hecho que las empresas chinas se centren especialmente en las ventas en el extranjero. Y eso hace que sea vulnerable a cualquier amenaza al crecimiento de sus exportaciones, una debilidad que aumentaría la presión esperada del gobierno de Trump, ya que planea buscar un acuerdo que aumente las compras chinas de productos estadounidenses.
“El equilibrio de poder ha cambiado a favor de Estados Unidos”, dijo Eswar Prasad, profesor de políticas comerciales en la Universidad de Cornell, quien fue jefe de la división de China en el Fondo Monetario Internacional. “La economía china no está del todo contra las cuerdas, pero desde hace tiempo está en apuros”.
Sin embargo, los factores que complican las cosas por debajo de esa evaluación ampliamente compartida pueden fortalecer la capacidad de China para soportar cualquier medida que el gobierno de Trump entrante pueda tener preparada.
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